miércoles, 20 de marzo de 2013

[One-Shot] Tú Eres mio (TakaJima)


Título: Tú eres mio
Extensión: One-Shot
Grupo: Hey! Say! JUMP
OTP: TakaJima <3
By: Alonshine
Dedicatoria: Para mi oso <3


"Tú eres mio" (Narración: Takaki Yuya)

¿Cómo fue que eso pasó? Aún no lo comprendo.

Recuerdo cuando aún estaba en la escuela y tenía esa aficción de abusar del más débil, cogerlo de las ropas, zarandearlos, golpearlos, encerralos en el baño y mojarlos con la mangera o botellas para luego dejarlos ahí, botados en el piso, completamente adolorido y empapado.

Me encantaba hacer eso: ver sus caras de suplica para que los soltara y dejara de abusar de ellos; pero no, por más que suplicaran no me detendría, no lo haría por que era eso lo que me causaba placer en ese entonces.

Un día en el baño, mientras casi mataba a patadas a una de mis víctimas él me...

   -Matte...- por algún motivo el tono de su voz no era ni de súplica, ni de dolor, era un tono, por así decirlo desafiante, pero diferente a la vez de todos los que había escuchado; o bueno, al menos eso es lo que creo.

Intentó ponerse de pie mientras yo le miraba con perplejidad. Me estaba usando de apoyo para incorporarse y mirarme de cerca para seguir hablando:

   -No..., ya para..., deja de lástimarme. Yo...yo no quiero hacerte nada.... Mucho menos...quiero hacerte daño... -puso con dificultad sus manos en mis mejillas y me vió directo a los ojos.

Yo estaba casi conjelado de lo sorprendido que me encontraba. Nunca nadie me había dicho nada parecido y nunca me había sentido tan indefenso a una mirada. Era el único que no había visto con miedo, los otros simplemente se asustaban de mí y no se me acecaban, pero él..., y yo....

-Yo... ¿Por qué debería tenerte miedo a ti? -le pregunté con prepotencia y completamente a la defensiva.
-Tienes miedo..., pero no tienes miedo de mí. Si no qué... -su voz sonaba débil, pero siguió- Si no a que te lastimen... ¿A ti...a ti alguien te hiso daño, verdad? ¿Alguien...te dejó sólo?

No pude contenerme y le golpeé con fuerza en el rostro. Odiaba que descubrieran mi debilidad y él había acertado en ello. Yo no iba a dejar que alguien así fuese a enterarse de eso, pero...

-Auch...-se quejó- Yo.. yo de verdad quiero cuidarte...
-¿Tú? ¿Cuidarme a mí? -apelé hablándole fuerte- ¡Mírate! ¡Indefenso, recibiendo golpes de otra persona...! -iba a a seguir pero mi interrumpió.
-Yo...no dije que te cuidaría extern...-se tambaleó y llevó instantáneamente su mano a su cabeza, como si se sientiese mareado. Se estabilisó y siguió- ...amente... Yo quiero -su voz era dificultuosa y forzada- cuidar tus... tus sentimien...-dijo ésta última palabra ya sin fuerzas, obligándose a mantenerse en pie, pero no, no pudo y cayó sobre mí, y yo como respuesta innata le cogí, ya inconsiente sobre mis brazos.

Por alguna razón no pude dejarlo ahí; así que le cargué para sacarlo del baño.

Mis amigos me miraron con extrañeza, y yo simplemente les ignoré hasta sus palabras para seguir caminando hacía la enfermería. Estando ahí, noté que la enfermera no estaba, pero aún así le recosté en la camilla. Intenté curar la pilicromía de moretones que le había hecho a lo largo del cuerpo.

Busqué luego una de las mantas para cubrirle y ropa a ver si conseguía algo para cambiarle. Y así lo hice, le cambié con sigilio y vi todo el daño que había en su delgado cuerpo ¿Lo había hecho todo yo? La culpa me invadía y él no despertaba. Sentía que me estaba volviendo loco ¿Cuidarme? ¡Si a duras penas se cuiida él solo!

Despertó poco a poco, al paso de casi un hora y sonrió al verme ¿Cómo podía sonreírme después de todo lo que le había hecho?

-Hola...-Musitó con suavidad y le respondí al saludo.
-Hola.
-Gracias...por traerme...aquí...-habló como si le doliera el pecho.

Siguió respirando con dificultad y nos habíamos saltado ya las últimas horas de clases. Creo que a esta hora ya debería estar en su casa y no aquí en la escuela tan tarde.

-¿Estás bien o... aún hay algo que te duela?
-Me duele, pero...no importa.
-¿Qué te duele? -le interrumpí con firmeza.
-El cuerpo entero -sonrió y bajó la mirada.
-Lo siento. -dije en seco.
-No es culpa tuya...
-¿No? Pero yo...
-No..., no los hiciste todos tú. No te preocupes...
-¿No? ¿Entonces quíen? ¿Quién más te...?

Era como si estubiese celoso de que alguién más le estubiese agrediendo.

-¿Quién? -le repetí firme- ¡Dímelo!
-Na..nadie... -titubeó.
-Dime. -le cogí del cullo de la camisa y le acerqué a mi rostro mirándole fijo y él sostubo mi mirada. No sé que pasó ni porqué, pero nos fuimos acercándo de manera inperceptible y no sé si me besó yo le besé o...con sencilles nos besamos suavemente.

Sólo sentí que el beso fue correspondido y que ninguno se apartó. Él comenzó a mover con timidez e inexperiencia sus labios. Le respondí al movimiento con tierna brúsquedad; le sonté de la camisa y le tomé firme de los hombros, para controlar en su totalidad el beso. Él, con sus brazos y temblorosas manos fue abrazándome por la cintura, al paso que yo le cogía por la nuca profundizando aun más aquel beso, cruzando nuestras lenguas hasta que por falta de aire no nos quedó de otra que separarnos y terminar aquel divertido juego de lenguas.

Fue en el respiro tras el beso que musitó de forma inaudible el nombre de su agresor, dejándome ver aquel sonrojo en sus mejillas ocultando bajo su cabello sus ojos, como si mírase al suelo.

-Te llevaré hasta tu casa -le dije, ignorando lo que había escuchado.
-No, no te molestes -alzó la mirada y negó aun con el rojo en sus mejillas.
-No fue una pregunta. -Murmuré cuando ya hube lleagado a la puerta, y volteé para verle y esperarle. No le quedó otra más que ponerse de pie y venir conmigo.
-Esto... -murmuró, caminado tras de mí.
-¡Ey! No te quedes a trás. -le ordené y esperé que llegase a mi lado. Tomé su mano y seguí con él- Aunque no te guste, aunque no quieras, voy a cuidarte. El único que puede golpearte YO ¿Escuchaste?
-¿Eh? ¿Por qué? -me vió sorprendido.
-Porque tu... acabas de convertirte en MI propiedad.
-¿Tu...propiedad? -custionó inseguro.
-Si. MI propiedad. -Hice un rápido movimiento, lo apegué a mi y cogí su barbilla besándole nuevamente.- ¿Lo ves? Eres mio.

Se sonrojó al instante y desvió rápido su mirada, enlazando sus dedos con los mios para caminar hasta su casa.

-Gracias...por acompañarme. -hizo una suave venia y sonrió.
-Mañana paso temprano por ti.
-Pero...-no alcanzó a refutarme por que yo le interrumpí.
-Pero nada. Paso por ti y punto. Fin de la conversación.

Creo que a pesar de que me gustaba más de lo normal abuzar de él, creamos una relación bastante "tierna" fuera de la escuela, pero detestaba verlo con esa persona, y más aún el no estar para defenderlo cuando le golpeaba. Me sentía tan impotente. ¡Sólo yo puedo tocarlo! ¡Sólo yo! Y no es por ser obsesivo, pero él es mio.

-Únicamente yo... -murmuré bajo viendo por la ventana, empuñando mi mano.
-¿Únicamente tú qué? -me preguntó Inoo.
-¿No me digas que vas en serio con ese mocoso? - dijo extrañado Hikaru.
-Voy muy en serio ¿O tengo cara de estar jugando?
-¿Quieres la verdad? -Nuevamente era Inoo quien preguntaba- Si. -Aseguró.
-Pues que te quede claro que voy en serio. -le afirmé.

Salí de la sala y me dirijí al patio en el que los había visto. Estaba dándole a patadas en el suelo y no pudé contener mi impotencia y ganas de romperle el rostro, así que me dirijí a él, le tomé del hombro apartandole de Yuto y le dí un par de puñetazos en la cara. Sé que Yuto me miraba sorprendido desde el suelo, sin moverse.

No paré de golpear a Yabu una y otra vez, gritándole que no me gustaba, que no podía seguir, que solamente yo podía, que yo era el único que podía tocar -en cualquier sentido- a Yuto.

-¡Deja de golpearlo! -le grité lanzandole al suelo.

Limpió la sangre que corría por la comisura de su labio.

-¡Tsk~!¡Eso es algo que no tiene que ver contigo!
-¡Tiene que ver conmigo, porque es mio!

Rió entre dientes

-¿Es tuyo? -murmuró acercandose a Yuto que se había puesto de pie, le miró tomándole de la camisa y observándole como si buscara algo- Yo no le veo tu nombre enningún lado.
-¡Suéltalo!
-¿Debería? -dijo en tono engreído.
-Te conviene. -hablé amenanzante, viéndole de la misma manera desafiante que él miraba.
-Suél..suéltame...-escuché murmurar, por lo bajo, a Yuto.
-¿Vas a sublevarte sólo porque él está aquí? Sabes que te portas bien cuando estamos solos... -le soltó de la camisa y le cogió de la barbilla, apegandolo a su cuerpo, como si se estubiese luciendo al tener al Yuto así de sometido,y se acercó peligrosamente a sus labios- Eres un gatito sumiso, cuando él no está -le acariciaba el vientre levantándole las ropas, dejando ver su cintura. Haciéndome hervir la sangre por dentro.

-Suéltame... -habló en un suspiro.
-No -leí sus labios, porque no pude escuchar lo que le murmuró a Yuto al oido.

Siguió acariciándolo, le besaba el cuello, y ya no podía seguir viéndole. Me acerqué y volví a golpearlo apartándolo inmediatamente de Yuto. A quién yo abracé posesivamente entre mis brazos.

-No quiere y no es tuyo. Así que déjalo.
-¡Esa puta es mia!- me contradijo Yabu.

Odié ese comentario, y tanto el ver a Yuto con esa cara y la mirada puesta en el suelo, una que daba a entender que de verdad había pasado algo más entre ellos, que habían hecho todo lo que aún yo no quería hacer con Yuto. Le lancé a lo lejos y me avalancé contra Kota, apaleándolo hasta que hube saciado mi ira contra él.

Tomé por lo pronto a Yuto, luego de dejar de apalear a Yabu, le tomé de l amuñeca con cero sutileza, también estaba molesto con él así que no sé cuanto caminé, ni por donde. Iba casi arrastrándole por las calles, llegamos luego a mi casa, sin decir palabra en el camino, entre con él y le lancé sobre la cama. Aún me encontraba molesto.

Me miraba asustado, con la respiración agitada y con un ligero detón de asombro.

-¿Te duele? -pregunté refiriéndome a los golpes que recibió antes.
-Estoy...estoy bien. No te preocupes.

Dentro de mí sabí que me estaba mintiendo al respecto, sabía que le dolía el cuerpo. Sin preguntar levanté su camisa sin recibir oposición de su parte y las marcas amoratadas de Yabu en su torax, esas probeniente sus labios y sus golpes, esas que me hicieron incontrolar mi celos aún más.

-Tú eres mio.-Hablé serio, sin ternura alguna.
-Lo siento -musitó.
-Sé mio, sólo mio...

El deseo de poseerle me consumia, y sin darme cuenta ya me encontraba recorriendo su piel, sigiloso hasta toparme con su tetilla, detrocedí y le abracé por la cintura atrayéndole hacía mí, alzando suave su barbilla para besarle con suma ternura, de una manera tan dulce y con una pasión que jamás había sentido, ni sabía que alguien podía hacerme sentir así, mucho menos tratándose de un hombre.

-Te Amo...~ -susurrró cuando le tuve entre mis brazos.
-Yo también te amo, Yuto.

Le besé y recorrí  cada parte de su anatomía con mis manos, cada rincón, todo lo que pude y se me fue permitido. Todo. Absolutamente todo.

Le escuché gemir, gritar y jadear mi nombre, haciéndo eco en el cuarto, olvidándonos de lo que podría pasar luego, importándonos sólo el hecho de estar ahí, amándonos el uno al otro.

Amaneció recostado en mi pecho, con las marcas del sudor de la noche y el amor que habíamosnos entregado.

-Ahora sí eres mio.

Se sonrojó, le ví así, completamente rosado y todo para mí.

-Y todito para mí -seguí diciéndo.

Le abracé y acaricié su descubierta espalda.

-Por cierto...-continué y alzó la mirada- No quiero que vuelvas a dejar que te toquen así, menos si es él.
-Yo... siento lo que viste ayer...
-¿Promételo, si? -le interrunpí.

Sonrió y asintió.

-Te lo prometo, Yuya.


*FIN*



¿Opiniones? Acepto insultos (?) x'D No mentira, para ustedes~